sábado, 23 de enero de 2016

Veo lo que digo, pero no escucho lo que pienso

Me quema el sol nada más despertar, pero la ventana está cerrada
Siento la habitación llena de humo, denso y negro, y casi no te veo, teniéndote al lado
pero no puedo evitar mirarte a la cara y verme caer a mi mismo, en tus ojos, desde lo alto, desde fuera
y me río, intento encontrar un pensamiento cuerdo, pero no sé dónde, ni recuerdo cómo
me digo a mí mismo; sigues cayendo mientras esperas, y no a que alguien te rescate precisamente, pero el fuego se aproxima, y te estás quemando hasta el puto raciocinio
Qué coño haces? sálvate, agárrate, piensa, reacciona
Negocio con la botella, le ofrezco un trato y espero que me conteste. intento que razone por mí, pero ya ni me entiende
Qué triste, digo
porque sé que voy a seguir rozando el suelo, fumando hondo y largo y esquivando cualquier modo de chocar, acercándome milímetro a milímetro, lentamente, tal y como pasa el tiempo cuando te tengo cerca, porque he perdido el control sobre mí, por ti, contigo, a consecuencia de ti, no lo sé
y no sé si quiero recuperarlo
y ahora yo ya no sé qué soy, ni si estoy, ni si me ves
y lo siento.